Qué he aprendido sobre las novias en México?

Antes de regresar de París a México, me ofrecían por allá un trabajo justo para realizar vestidos de novia. En ese momento recuerdo que pensé: "No pero yo no hago eso, yo quiero hacer otras cosas". 

Cuando inicié el proyecto independiente de Débh Herrera, en realidad comencé con vestidos de fiesta y la primera colección que lancé eran piezas casuales. Un día me llegó una novia con una gran emergencia. Había mandado a hacer su vestido y estaba cero contenta. Cuando observé el estilo que ella buscaba en un principio y lo que tenía;  para mí era claro que todo estaba errado.

No se había seleccionado la tela correcta de base y mucho menos el bordado, y para lograr la silueta, el corte estaba lejos de tener lo ideal. Entonces me di cuenta que  gracias a mi preparación y experiencia en Francia, las cosas que a mí me parecían evidentes en realidad no todo el mundo las lograba ver. Le expliqué a la novia cómo podíamos lograrlo, la inversión extra por supuesto, y luego me tocó tranquilizarla mucho en cada prueba  no sólo demostrando el cambio en el vestido, sino ayudándola a visualizar cómo saldríamos en tiempos y asesorándola en todo lo que complementaría el look de acuerdo a su cara y tipo de cuerpo.

Fue un trabajo mucho más complicado y de detalle que lo que venía haciendo, pero definitivamente el reto me apasionó, prácticamente no gané nada económicamente, porque no sabía cobrar mi trabajo, pero me di cuenta no sólo que lo podía hacer muy bien sino que además me gustaba.

Todas las mujeres somos exigentes cuando contratamos cualquier servicio para lucir más bellas, pero cuando se trata del vestido de novia la exigencia sube al mil. En México, quizás más que en otros países; una "bride to be" no necesita sólo que le vendan un ajuar, ella necesita ser asesorada para elegir mejor, que la ayuden a crear un plan para lograr un objetivo. Alcanzo a percibir que aquí cultural y socialmente la boda pesa mucho más.

Además bien dicen que nos encanta colgarnos hasta el molcajete. No tenemos tanto una cultura de la estética, estamos acostumbrados a mezclar todo lo que nos llega con lo que ya tenemos sin preguntarnos mucho si va bien, pero al mismo tiempo consumimos imágenes de modelos europeas luciendo piezas de alta costura. Yo diría que este contraste provoca una inseguridad inconsciente entre las mexicanas que se casan. 

En Francia ayudé a una amiga a desarrollar su marca de novias; al trabajar lo mismo en México primero me topé con proporciones del cuerpo diferentes. Nuestras piernas y torso no son tan largas, la mayoría somos bajitas y más curveadas. Los volúmenes y estilos que vemos en imágenes del extranjero, definitivamente deben ser adaptados a lo que a nosotras sí se nos ve bien. Por otra parte en estilo, las latinas siempre tenemos al menos un detalle sensual.

 

Algunas veces hemos hecho encuestas y luego yo platico mucho con mis clientas. Cuando una novia busca su vestido en México, desgraciadamente comienza por marcas extranjeras, nuestra industria nupcial aún es pequeña y se tiende a pensar que habrá mala calidad o poca originalidad. Pero  la realidad es que hay mucho talento en nuestro país, sólo tienes que buscar a diseñadores bien preparados y con una propuesta, gente con gran sentido de la estética y que sepa guiar a las modistas y costureras. 

Por último, una de las cosas que más he adorado de diseñar vestidos de novia en México, es todo el valor sentimental que podemos poner una prenda. Es hermoso, ver que nuestro trabajo pueda hacer que los ojos y la sonrisa de una persona brillen tanto y la hagan sentir tan plena. 

Si quieres vivir lo que te cuento aquí, contáctanos para probar nuestra colección o para una cita de diseño personalizado.

 

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